martes, 25 de agosto de 2009

Qué cínicos somos!!!

Me he pasado todo el verano viendo a un gran número de inmigrantes patearse la playa durante horas, soportando un calor infernal y cargados hasta las cejas de bolsos, camisas, gafas de sol, vestidos, bañadores, cd´s, dvd´s, cinturones, pulseras, etc.

Vamos, como El Corte Inglés con servicio de toalla y sombrilla, sin cajeras ni probadores, pero con una amplia gama de productos, rebajas, ofertas y hasta posibilidad de cambio, siempre que al día siguiente seas capaz de reconocer al dependiente.
La mitad de los veraneantes llegaron vestidos del Carrefur y han salido desfilando por las pasarelas etiquetados de "Guchi", "Armandi" o "Rai Ban", es decir, igual de horteras pero de marca y cargando con la silla, la sombrilla y el flotador de pato.

Esto es la anécdota, todos hemos picado en alguna ocasión, ¿a quién no le seduce un Lacoste por 15 euros?. Pero de esta oleada consumista mediterránea lo que me ha deja perplejo es lo cínicos que podemos llegar a ser.
Una mañana un bocazas llamó mi atención al grito de: "¿yo comprarles a estos?, por favor". Levanto la cabeza y observo al pregonero, engominado, de pie, junto al corrillo de gente formado alrededor de una maltrecha caja repleta de gafas de sol. !!!Mentiroso¡¡¡ anoche te vi en los puestos del Paseo Marítimo comprando las "Rai Ban" que llevas puestas.

Otro día, mientras intentaba colocar la toalla entre una nube de sombrillas, dejé caer mi oreja en la conversación de un grupo de abueletes que, periódico en mano, comentaban con desprecio y xenofobia las noticias sobre las pateras que llegan a las playas. Ahí mi sorpresa, cuando pasó Abbul cargado con relojes de pega y saltaron como resortes de las sillas, a pesar del riesgo de sufrir lumbago, para comprar el último modelo "Armandi" o "Tuos" al módico precio de 10 euros.

Como todos los años, he coincidido con "La Choni" de turno que compra compulsivamente todo lo que sea de marca, falsa claro. La "Preisler de Gandía", como buena mega estrella de la colchoneta, airea su obras de caridad entre sus amigas presentando a los vendedores como "pobres inmigrantes que de algo tienen que vivir". Joder tía y por qué les regateas 50 cochinos céntimos.

Pero los que más me enervan e irritan, son las grupitos de jóvenes fiesteros de fin de semana que vacilan al senegalés que vende los cinturones de moda con grandes hebillas y que una noche loca de pastilleo, se las dejan marcadas en la cabeza como muestra de gratitud por hacerles una rebaja en el precio.

Es una pena, pero somos unos cínicos.

Angel-ITO

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