viernes, 18 de septiembre de 2009

La que has liado, majo

Es alucinante, nunca he visto a tanta gente haciendo ejercicio desde primeras horas de la mañana: en el autobús, en el metro, por la calle, en la playa, en la cola de INEM; es imposible no encontrarse con alguien haciendo músculo cargado con alguno de los ladrillos de papel de Stieg Larsson.
Sin entrar en la calidad literaria de la trilogía de Millenium, lo cierto es que esa trama, no sé si surrealista (espero que si), con personajes siniestros, violentos, psicópatas, corruptos, degenerados, te va enganchando hasta el punto que acabas intentando saquear a Botín con una Blackberry.

Lo que es la vida, el autor no ha podido disfrutar ni saborear el éxito de sus novelas, ya están sus herederos metidos en mil batallas judiciales para repartirse los derechos, pero de algo se ha librado: de las numerosas demandas por daños y perjuicios por insomnio (una seria la mía) y por absentismo laboral que ha provocado su obra.

Eso sin contar la psicosis que ha generado entre los internuatas, se me ponen los pelos como escarpias sólo de pensar que una enana, tatuada y sin estudios pueda poner el mundo patas arriba con un ordenador de bolsillo y un conexión a internet vía móvil.
Ahora, cualquiera se levanta a medianoche con tanto asesino de la SAPO suelto, menudo acojone; o pasear por la Gran Vía sin miedo a cruzarse con un güiri musculoso de dos metros que te pueda retorcer el pescuezo sin pestañear.
Querido Larsson, donde quiera que estés, descansa en paz que buena la has liado majete.

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